N. Nekrasov tiene muchos trabajos que pueden y deben usarse como argumentos originales y de alta calidad para el ensayo. Uno de ellos es "Pensar en la puerta de entrada", un contenido muy breve que sugerimos que utilice para que el diario del lector recuerde siempre los eventos principales del libro.
(273 palabras) Estamos hablando de la entrada principal, a la que todas las personas importantes se reúnen en días solemnes. Detrás de las puertas pasan un tiempo sereno y, satisfechos, se van a casa. Pero en días ordinarios, la gente común se reúne cerca de esta entrada. El narrador vio una vez que los pobres venían aquí con una petición, pero el orgulloso portero no los dejó entrar al patio: al dueño no le gusta la mafia, y estos son demasiado patéticos y de apariencia irregular. Entonces los hombres decidieron pagar la entrada con su exiguo centavo, pero el portero no aceptó esto y los dejó solos para apenas arrastrar las piernas al sol ardiente.
Además, el narrador pide al mismo propietario de las cámaras, sumido en la ociosidad, que piense mejor y cambie su actitud hacia la gente común, para ayudarlos y así salvar su alma. Pero hay pocas esperanzas: las personas felices no piensan en las buenas acciones, solo se preocupan por su propia vida fácil. En la vejez, esa persona, indiferente al sufrimiento de los demás, morirá en algún lugar de la costa de Sicilia, rodeada de familiares hipócritas que solo esperan su muerte. Será enterrado con todos los honores, pero con alivio oculto.
Sin embargo, como se cree comúnmente, el campesino ruso está acostumbrado a todo, y ¿vale la pena esforzarse tanto? El narrador dice que las personas pobres beberán todo hasta el último centavo, y luego lucharán y gemirán de una vida difícil. Y no hay rincón en suelo ruso donde la gente común viva felizmente, bajo la protección de sus amos. En todas partes el hombre ruso gime: en las estepas, en los bosques, en las cárceles y en la prisión. Y si vas al Volga, puedes escuchar el gemido de los transportistas de barcazas agotados, que consideramos una canción.
Finalmente, el narrador hace una pregunta tonta a la gente: ¿seguirá obedeciendo un destino difícil o se levantará y comenzará a luchar por su vida feliz?